Los macacos Rhesus fueron el objeto de estudio.
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La amígdala, la pequeña parte del cerebro de donde viene la generosidad

Científicos afirman haber descubierto que allí el es núcleo donde se genera el sentimiento.

Científicos e investigadores expertos sobre el comportamiento cerebral de las universidades de Pensilvania, Yale y Duke, en los Estados Unidos, revelaron que creen haber descubierto la parte desde donde nace el sentimiento de la generosidad, nada menos que de una pequeñísima región del cerebro: la amígdala.

Este descubrimiento pone al descubierto nuevas funciones para esta pequeña parte del cerebro en el extremo anterior del lóbulo temporal del cerebro, que siempre fue relacionada con el miedo y la información sobre la cara y la mirada de los otros.

“Lo que estamos tratando de hacer es identificar y comprender el mecanismo cerebral básico que nos permite ser amables con los demás”, explicó Michael Platt, uno de los investigadores de la materia.

Para ello, su equipo analizó el comportamiento social de los macacos Rhesus, una especie de primates, tanto en laboratorio como en la naturaleza, en una isla de Puerto Rico llamada Cayo Santiago.

“Generalmente el mono prefiere premiar a otro en lugar de dejarlo sin nada. Hay más probabilidades de que den a aquellos con los que están más familiarizados y también a los monos subordinados a ellos”, añadió.

Mientras observaban a los monos, Platt y sus colegas registraron actividad en la amígdala de cada animal. De esta forma, descubrieron que la amígdala refleja el valor de la recompensa del destinatario de la misma manera que refleja el valor de la recompensa para el que da y que es estimula por la hormona oxitocina.

“Realmente no sabemos cómo funciona en la gente. Es muy difícil de estudiar”, reconoció el científico para el diario español ABC. “Cuando las personas inhalan oxitocina, hay un cambio en el flujo sanguíneo a la amígdala, que creemos que podría estar involucrada en hacer a la gente más amable y receptiva a los demás”, comentó.

Platt cerró señalando que desde sus descubrimientos se pueden encaminar posibles terapias que podrían mejorar la posibilidad de relación interpersonal para aquellas personas que sufren males como el autismo, esquizofrenia o trastornos relacionados con la ansiedad.

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